Jorge Suárez-Kilzi nació en Venezuela de padres inmigrantes de ascendencia española y siria. Su colección de obras está firmada con el apellido de su madre, Kilzi, que también suele utilizarse para describir a una persona que trabaja con yeso y tiza, lo que inconscientemente lleva a Jorge por un camino al que estaba destinado. El nombre tiene un vínculo con una infancia dura en movimiento, con un origen inmigrante, con Latinoamérica y sus artes vernáculas, con un sentido del movimiento y la evolución.

Ya adulto, las sensibilidades de su infancia le llevaron hasta Japón, donde trabajó como arquitecto en las oficinas de Sejima+Nishizawa Associated Architects/ SANAA y Junya Ishigami. La arquitectura suiza, que parecía en contraste, firme y estable, le interpelaba sobre una base diferente, una vuelta al orden pero también una reconexión con la naturaleza. Un reciente viaje a México y las mesoamericas, le sentó a Jorge como el perdón a su historia y estética primigenias.

Impulsado por años de inmersión en la cultura exótica y la experiencia arquitectónica, en 2018, tomó la decisión de convertirse en arquitecto y artista independiente, pasando de los campos de las visualizaciones arquitectónicas a la cerámica y el mobiliario, prestando especial atención a los dibujos y motivos decorativos. Cada pieza se expresa en formas simples y emociones delicadas, donde las siluetas fluidas se acompañan como un alma en compañía.

La reciente creación de Jorge se titula Lámparas “Mush”, compuesta por dos lámparas con forma de seta realizadas íntegramente en fibra de vidrio y resinas orgánicas. Este material opaco permite que la luz se extienda hacia el exterior, imbuyendo un cálido resplandor y ambiente a cualquier interior – existiendo tanto como una fuente de luz práctica como una pieza ornamental. Jorge nos cuenta que su proyecto comenzó sin una forma concreta en mente, pero que más tarde encontró un parecido con las setas una vez completado, ya que también comparte su fascinación por el reino fungi.